También conocida como "Enfermedad de Carré", el moquillo canino está producido por un Morbillivirus ARN monocatenario, de la familia Paramyxoviridae, muy relacionado con los virus que producen el sarampión en las personas y la peste bovina. Es capaz de infectar a multitud de especies como perros, hurones, mapaches, etc., pero es vulnerable en el medio ambiente y sensible a la mayoría de los desinfectantes.
Como se ha comentado anteriormente, puede afectar a diversas especies pero no en todas lo hace con la misma intesidad. Por ejemplo, un gato puede estar infectado pero no sufrir la enfermedad.
Aunque la principal vía de diseminación sea la respiratoria a través de partículas víricas presentes en aerosoles respiratorios o en orina, también está descrita la transmisión transplacentaria (de la madre a los cachorros). Por tanto queda claro que un cachorro no va a infectarse de moquillo si se baña en casa en unas condiciones higiénicas adecuadas.
El desarrollo de la enfermedad depende de la respuesta inmune del hospedador (en este caso, el perro), ya que si ésta es insuficiente aparecerán los síntomas clínicos. Tiene peor pronóstico en cachorros que en jóvenes o adultos.
Es una virosis en la que se dan varias formas de presentación dependiendo de la cepa del virus, la edad del animal y su respuesta inmunitaria:
- Fiebre y muerte súbita
- Síntomas inespecíficos (abatimiento, anorexia, fiebre) seguidos de síntomas degestivos (vómitos y diarreas), respiratorios (descarga nasal) y, posteriormente (semanas o meses después), síntomas nerviosos.
- Si la respuesta inmune es moderada, puede que sólo aparezcan síntomas nerviosos, pero menos graves.
- En perros mayores pueden aparecer síntomas nerviosos como consecuencia de una lenta replicación del virus en el tejido nervioso desde que se infectó cuando era un cachorro, así como un "endurecimiento" (hiperqueratosis) de amohadillas y trufa.
- Alteraciones dentales (hipoplasia de esmalte) si los cachorros se infectan antes de la erupción de los dientes permanentes.
- Abortos, muertes neonatales y cachorros que nacen con alteraciones nerviosas si la infección ha sido vía trasplacentaria.
La única forma de evitar que nuestro perro sufra esta enfermedad es VACUNANDO CORRECTAMENTE A TODOS LOS CACHORROS. Para ello, el veterinario indicará la pauta de vacunación más apropiada. Con la vacunación lo protegemos de que sufra la enfermedad pero no la infección, por lo que un perro vacunado puede infectarse, no padecer ningún síntoma pero sí contagiar a otros perros.